Algunos de los mayores clientes de JP Morgan se encontraron recientemente con una reacción insólita.
El banco les pidió que se llevaran su dinero a otra parte.
Según explicó su ejecutivo Jamie Dimon, la histórica firma de inversiones solicitó a algunas de las empresas que más fondos tienen depositados en él que los traspasaran a otras entidades, hasta reducir su base de depósitos en 200.000 millones de dólares.
JP Morgan, uno de los colosos de las finanzas en Estados Unidos, no es una excepción.
“Los mayores bancos del país están inundados de dinero, hasta el punto de que algunos han empezado a rechazar depósitos y podríamos ver que otros empiezan a hacerlo también”, afirma Nathan Stovall, experto en el sistema financiero de Estados Unidos de S&P Globa
Qué está pasando
“Es una situación sin precedentes. Nunca habíamos vivido algo así”, indica Stovall.
“Vivimos una crisis de liquidez al revés. Normalmente, cuando hay una recesión el efectivo se vuelve un bien preciado y los bancos podían ser muy agresivos en la captación de fondos. Pero en la crisis provocada por la pandemia está sucediendo todo lo contrario. Los bancos tienen demasiado dinero al que apenas pueden sacar beneficio”.
En condiciones normales, los bancos siempre están ávidos de recibir ingresos, porque con ellos pueden conceder préstamos y obtener un interés. Esos intereses son parte principal de su negocio.
Pero ese margen de ganancia ha desaparecido por una combinación de factores relacionados con las exigencias de capital aprobadas tras la crisis financiera de 2008, el golpe económico de la pandemia y la política de estímulos que ha adoptado el gobierno de Estados Unidos para contrarrestarlo.