sábado, julio 27, 2024

Internacionales, Sociedad

Francia se prepara para un “explosivo” informe sobre abusos sexuales que implica a 3.000 sacerdotes católicos y “100.000 víctimas

Monseñor Éric de Moulins-Beaufort

Con un informe histórico que se publicará éste martes, el máximo arzobispo francés aborda los abusos sexuales de frente a la obra de las víctimas. Lo que hizo más insólita la puesta en escena de su obra autobiográfica ¿Perdón? fue que el arzobispo de la catedral de Reims y jefe de la Conferencia Episcopal de Francia, Monseñor Éric de Moulins-Beaufort, estaba sentado en primera fila.

Las concentraciones se organizaron antes de la publicación de hoy martes, en un informe “bomba” de la Comisión Independiente sobre los Abusos Sexuales en la Iglesia (CIASE), que durante dos años y medio ha recogido miles de testimonios de abusos en la Iglesia desde 1950.

El informe es un esfuerzo de las autoridades de la Iglesia católica francesa para hacer frente a una serie de escándalos en los que se han visto implicados clérigos, un ajuste de cuentas que resale por detrás del Estados Unidos, que se vio obligado por las denuncias del “Boston Globe” a enfrentarse a décadas de abusos en 2002.

El pasado domingo se reveló que el informe concluye que al menos 3.000 pedófilos actuaron en la Iglesia desde los años 50, y que el número total de víctimas podría ascender a 100.000.

En “¿Perdón?”, el Sr. Martínez relata cómo el sacerdote le llevó a su dormitorio y abuso de él, cuando tenia ocho años de edad. “No entiendo lo que está pasando, tengo miedo”, dijo. Al salir, el sacerdote le dio caramelos y una cicatriz psicológica traumática que calificó de “regalo para toda la vida”.

Tras la caída del telón, Monseñor Moulins-Beaufort subió al escenario también para pedir perdón públicamente, “por el daño que este sacerdote le causó y la incapacidad de la Iglesia para detectarlo”.No fue el único momento punzante producido por esta serie de acontecimientos, mezcla de confrontación y catarsis.

Nadie puede alegar que no sabía más, dice Laurent Martinez

En un debate celebrado en la Maison Diocésaine Saint-Sixte de Reims, rodeada de claustros, un hombre se levantó para ofrecer su propio relato de sufrimiento. “Fui violado en mi infancia por un sacerdote de Reims. Me callé la experiencia. Para hablar de ello, hay que ser escuchado. No encontré a nadie que lo hiciera. Así perdí la fe”.

El Sr. Martínez dijo que sólo recientemente trató de localizar al sacerdote y que no sabía si seguía vivo. La Iglesia dijo que había “extraviado” los archivos que ayudarían a identificarlo.

El arzobispo dijo que el estímulo para organizar los actos y las representaciones se debió a la sensación de que sus colegas habían tardado en reaccionar ante las noticias de la prensa sobre los abusos sexuales en la Iglesia.

“Todo cambia cuando se conoce a personas que han sido directamente afectadas. Sin eso uno no se da cuenta de la magnitud del trauma”, dijo.

Al Sr. Martínez le costó dos matrimonios fallidos y dejar de trabajar como director de ventas y marketing de un importante hotel de Londres para enfrentarse finalmente a sus demonios.

“Cuando ocurrió, mis padres alertaron a la diócesis, el sacerdote fue reubicado y nunca más se habló de ello. Me hicieron creer que todo había terminado, pero por supuesto, no fue así”, dijo.

El informe publicado éste martes contendrá, al parecer, 45 recomendaciones. La mitad de los casos que contiene tuvieron lugar entre 1950 y 1969. En la mayoría de los casos, es improbable que se inicie un proceso judicial porque los abusos se produjeron más allá de los plazos de prescripción franceses, y sigue sin estar claro qué acciones emprenderá la propia Iglesia contra los infractores.

En cualquier caso, Olivier Savignac, de la asociación de víctimas Parler et Revivre, dijo: “Tendrá el efecto de una bomba”.

“Personalmente, veo este informe como un regalo de Dios, que ilumina la verdad”, dijo el señor Moulins-Beaufort.

“Si estábamos cargando con todo este mal, entonces necesitamos saberlo para deshacernos de él y purificarnos”, dijo.

“Es un trago amargo pero necesario”.

“Lo más importante es que las víctimas sepan que si hablan, serán escuchadas”.

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