El Rey ha hecho un llamamiento a la Commonwealth para “unirse y ser audaces” con el fin de alcanzar un “potencial ilimitado del bien”.
En su primer discurso como monarca en el Día de la Commonwealth, el Rey Carlos III afirmó que la diversidad de los 56 Estados miembros de la organización seguía “sorprendiéndole e inspirándole”.
La ceremonia anual se celebró en medio de un creciente cuestionamiento del futuro de la Commonwealth, alimentado por un creciente sentimiento republicano y peticiones de reparaciones por la esclavitud en las antiguas colonias.
Como cabeza de la Commonwealth, el Rey se enfrentará a cambios inevitables en los próximos años, a medida que los reinos rompan gradualmente sus lazos con la corona británica.

El Rey estuvo acompañado en la abadía por miembros de la realeza como la Reina consorte, los Príncipes de Gales, los nuevos Duques de Edimburgo y la Princesa Real.
A su llegada, el Rey fue recibido en la Puerta Oeste con un saludo tradicional maorí por el Ngāti Rānana London Māori Club, codeándose con dos de sus miembros.
La Reina Consorte, vestida con un traje azul zafiro de Fiona Clare y el broche de zafiros y diamantes de la difunta Reina, se había adelantado, al parecer temerosa de que se le cayera el sombrero con los fuertes vientos.

La Princesa de Gales, también obligada a sujetarse el sombrero por el viento, llevaba un traje azul marino adornado con el broche de plumas del Príncipe de Gales, que el Rey le regaló el año pasado y que la Reina Alexandra ha transmitido de generación en generación.
El Rey optó por pronunciar su discurso desde el púlpito, a diferencia de su difunta madre, la Reina Isabel II, cuyo mensaje se publicó junto con una versión grabada en audio.
Su Majestad afirmó que la organización tiene el “imperativo de actuar” para mejorar la vida de sus 2.600 millones de habitantes, más de la mitad de los cuales son menores de 30 años.
“Ya se trate del cambio climático y la pérdida de biodiversidad, las oportunidades y la educación de los jóvenes, la salud mundial o la cooperación económica, la Commonwealth puede desempeñar un papel indispensable en las cuestiones más acuciantes de nuestro tiempo”, afirmó.
El Rey añadió: “Nuestra humanidad compartida contiene una preciosa diversidad de pensamiento, cultura, tradición y experiencia. Escuchándonos unos a otros, encontraremos muchas de las soluciones que buscamos”.
“Este extraordinario potencial, que tenemos en común, está más que a la altura de los retos a los que nos enfrentamos. “Nos ofrece una fuerza sin parangón no sólo para afrontar el futuro, sino para construirlo”.
El monarca, cuyo tema era “forjar un futuro común sostenible y pacífico”, dijo que la Commonwealth tenía la “increíble oportunidad, y responsabilidad”, de crear un futuro que estuviera en armonía con la naturaleza y preservara el planeta para las generaciones venideras.
Y añadió: “La Commonwealth ha sido una constante en mi vida, pero su diversidad sigue sorprendiéndome e inspirándome”.
“Su potencial casi ilimitado como fuerza del bien en el mundo exige nuestra mayor ambición; su mera escala nos desafía a unirnos y a ser audaces”.
El monarca también rindió homenaje a la difunta Reina, diciendo a la congregación que el servicio era “una ocasión de especial orgullo” para su querida madre, de cuyo ejemplo sacó fuerzas.

La ceremonia contó con las actuaciones musicales de la saxofonista Yolanda Brown, las estrellas del West End Roshani Abbey y Nuwan Hugh Perera, y el coro femenino Amalgamation Choir de Chipre.
Entre los 2.000 invitados de honor se encontraban el Secretario General de la Commonwealth, el Primer Ministro de Samoa, altos comisionados, políticos de alto nivel y dignatarios de todo el Reino Unido y la Commonwealth.
También asistieron atletas de los países de origen que compitieron en los Juegos de la Commonwealth celebrados en Birmingham el verano pasado, así como líderes religiosos y más de 750 escolares y jóvenes de todo el Reino Unido.
El lunes por la noche, los Reyes y los miembros de la Familia Real agasajaron al Secretario General de la Commonwealth, a los Altos Comisionados, a los Ministros de Asuntos Exteriores y a otros miembros de la comunidad de la Commonwealth en una recepción en el Palacio de Buckingham.

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