Decir que los productores agropecuarios somos formadores de los precios pagados por el consumidor final en góndola, no es solo una falta de veracidad técnica, es también un desconocimiento pleno de cómo funciona el andamiaje productivo del país.
Los productores somos el eslabón primario de todas las cadenas, aquel donde empieza el flujo de materia prima que luego llega a la mesa de cada hogar; somos el primero en mérito, aquel que enciende la maquinaria productiva y transformadora del país; no lo dice un sector, lo dicen los números, las estadísticas, lo muestra nuestra participación en las exportaciones, en el PBI, en el empleo formal privado.
Sin embargo, somos el último eslabón de la cadena en flujo monetario ya que el mismo inicia en el consumidor final y va desandando cada eslabón en la cadena hasta llegar al productor. Esto es lo que hace que el productor sea un tomador de precios en el mercado y no un formador.
Los productores gestionamos costos y no precios, establecemos nuestra estructura productiva en base a los precios que el mercado refleja para nuestros bienes, resultado de nuestra producción; y es que “en una cadena comercial no hay más dinero para repartir que el que un consumidor paga por ese bien o servicio”.
Cómo podemos ser formadores de precios, si de lo que le pagan al productor:
- El Trigo multiplica 7 veces su precio al llegar al consumidor final y 2 de esas 7 son IMPUESTOS.
- Si la Leche multiplica 4 veces su precio y 1 vez de esas 4 son IMPUESTOS.
- Si la Carne Bovina se multiplica 4 veces su precio y 1 vez de esas 4 son IMPUESTOS.
- Si el grano utilizado para la alimentación del pollo parrillero se multiplica 4,47 veces y 1,38 son IMPUESTOS.
Es por esto que, si por falta de información, de conocimiento, por ignorancia o por una ideología carente de sustento y desacoplado de la verdad, de la realidad; se establece una suerte de “Caza de Brujas”, que es (al igual que en la inquisición) querer echarle la culpa de una situación que en Argentina ya es estructural a los que no solo no la tienen, sino que también son los que hoy trabajan para que en la mesa de cada uno no pase las privaciones que vemos en otros países cercanos.
Cuando dicen: “¿Por qué suben los precios?” En Argentina hay dos componentes excluyentes en la formación de todos los precios:
Los impuestos (41% de lo que cargamos en el chango de un supermercado son impuestos) y la inflación, en Argentina durante el 2020 fue de 36,1%, mientras que otros países como Uruguay alcanzó el 8,1%, México el 3,5%, Chile el 3,1%, Perú solamente 2,6%.
De acuerdo al Departamento Económico de CRA, desde Enero del 2017 a Febrero de 2021
· La Carne se multiplicó por 4,3 veces
· La Leche en Góndola se multiplicó 4,4 veces
· El Gasoil se multiplicó 4,3 veces
· La Canasta básica se multiplicó 4,23 veces
· El dólar oficial del Banco Nación se multiplicó 5,8 veces.
Para entenderlo mejor, en enero de 2017 con $100 se podía comprar una combinación y una cantidad determinada de productos de la canasta básica, mientras que para comprar hoy en febrero de 2021 esa misma cantidad y combinación necesitas $383, la inflación en Argentina se genera por las políticas monetarias, la presión fiscal y las intervenciones viciosas en las cadenas de precios.
En economía como en la vida, se puede hacer cualquier cosa, lo que no se puede, es evitar las consecuencias de sus actos.
Buscar culpables en vez de soluciones, tener diagnósticos de situación basados en posiciones ideológicas y no académicas, lleva a una caza de brujas que solo da lugar a más incertidumbre y miedo del futuro